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La oportunidad perdida de casi todos los fondos españoles en Latinoamérica: "Para las startups de América hoy en día es mejor dar el salto a Madrid que a EEUU"

Entre los casi 170 inversores presentes en la mayor cumbre de startups de Latinoamérica se multiplican los fondos estadounidenses, pero los españoles están casi ausentes

Los pasillos del South Summit de Porto Alegre
Los pasillos del South Summit de Porto AlegreMundo
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Cuando se habla de las oportunidades de la economía española, pocas frases están tan manidas como la de convertirse en la puerta a Europa para las empresas de Latinoamérica. El lazo cultural, el idioma y la importante huella existente de multinacionales españolas han ejercido tradicionalmente como puente, sin embargo, gradualmente, el continente ha mirado cada vez más a Estados Unidos.

El mundo de las startups no es una excepción, si bien ahora las restricciones a la migración y la política económica de Trump pueden hacer que cada vez más la mirada pase a dirigirse a Europa como un nuevo mercado a explorar para este tipo de compañías latinoamericanas.

Sin embargo, el guante aún no ha sido recogido del todo por los fondos españoles, incluso cuando South Summit, el evento más representativo del ecosistema, lleva cuatro ediciones concentrando al mundo emprendedor en Latinoamérica en Porto Alegre, la ciudad brasileña donde reunió a más de 20.000 personas esta semana (más que en Madrid en su evento insignia). Entre estos, no chocaba ver fondos estadounidenses e incluso asiáticos como Softbank, pero los españoles eran una rareza.

"Europa puede ser el mejor paso para internacionalizarse. Si vas a Europa, el mejor punto de partido para una empresa latinoamericana es Madrid", señala Gustavo S. Carvalhal, director para Latinoamérica del fondo K Fund, una de las pocas excepciones a la sequía española en el evento.

Para el directivo, aunque la mayoría de startups nace con el foco en el salto a Estados Unidos, los incentivos ya no son tan poderosos. "Es mucho más competitivo y mucho más caro", subraya, por eso insiste en su visión. "Puede que no sea la primera idea (que viene a la mente), pero creo que es la mejor. Expandirte en Europa, tienes ingresos en moneda fuerte y una marca que empieza a sonar a nivel global y luego vas a Estados Unidos", remarca el directivo que pone el ejemplo de WellHub, la antigua Gympass que recorrió esta senda de internacionalización.

Con todo, el inversor reconoce que "no hay demasiados fondos europeos" siguiendo este tipo de prácticas, algo en lo que concuerda. "Los fondos españoles están invirtiendo sobre todo en software. Creo que es importante que, cuando inviertan, lo hagan de la mano de fondos locales" apunta por su parte Christine Kenna, socia de la estadounidense Ignia Venture Capital. Entre los fondos mencionados están Seaya y Bonsai, así como otros actores que no actúan solo como fondos como Spark, la división banca para startups de BBVA, muy activa en países como México.

¿Cuestión de tiempo?

En el sector, también existe otro discurso y es que la industria del capital riesgo español es aún joven y, por lo tanto, necesita tiempo de maduración y algunas buenas añadas de inversión y venta para cruzar el charco con mayores garantías, algo que además se está retrasando por el foco paneuropeo que empiezan a compartir casi todos los inversores españoles, lo que resta posibles recursos para Latinoamérica.

"Los inversores en etapas tempranas en España hace 15 años cabían todos en un taxi. Afortunadamente, tenemos una industria floreciente, pero todavía en inversión per capita en capital riesgo estamos muy por detrás no solo de Israel, Estados Unidos y los países escandinavos, sino también por ejemplo de Francia", explica Juan José Güemes, presidente del Centro de Emprendimiento e Innovación de IE Business School.

Uno de los elementos capitales para reforzar ese puente es la labor de las corporaciones españolas. A través de su fondo Leadwind, Kfund cuenta como inversores y socios con Telefónica, Estrella Galicia, Catalana Occidente y BBVA, todos empresas con grandes canales de distribución y todo un reclamo para las empresas invertidas.

"Casi todas tienen algún tipo de acuerdo con nuestros socios o lo están negociando", señala Carvalhal. Por su parte, Güemes apunta a la necesidad de que estas relaciones sean más fluidas: "Debería producirse de una forma más natural, que las empresas europeas explorarán América a través de Latinoamérica y en América tuvieran más abiertas las puertas de Europa", subraya por su parte por el directivo de IE Business School.