Profesionales del mundo del arte consideran el robo una pérdida para el Patrimonio artístico español

Este periódico consultó ayer a diversos expertos acerca del robo, del que dimos cuenta ayer, de una veintena de obras de arte en el piso de Esther Koplowitz. Dado que entre ellas figuran cuadros -dos goyas, un gris, y un brueghel, entre otros- a los que se puede poner precio, pero a los que puede aplicárseles, también, aquello de que son de «incalculable valor», varios especialistas dan, en esta página, su opinión sobre este lamentable hecho.
Tomás Llorens, conservador jefe del Museo Thyssen, dijo que no podía valorar la colección, porque no la conocía, de modo que hacerlo se le antojaba «temerario», aunque indudablemente podía hablarse de miles de millones. Aseguró que el robo era «una pérdida lamentable no sólo para una colección particular, sino para el patrimonio artístico español. Las obras de Goya, Gris, Brueghel, son de enorme mérito, aunque ignoro si están en el Inventario del Patrimonio Histórico español, porque durante diez años una colección privada está exenta de figurar en él».
DAÑOS IRREPARABLES
Tiene claro, como todos los consultados, que las piezas son de díficil venta, pero apunta que eso no entraña que sea imposible. «Puede haber gente que las quiera por capricho o como inversión a largo plazo, cuando dentro de cien años ya no se reclamen. Pueden robarse, también, para extorsionar a la propietaria o a la compañía de seguros», explica. Y una tristeza: «Los cuadros son objetos muy delicados y se les pueden provocar daños irreparables».
Fernando Checa, director del Museo del Prado, declaró que «se trata de un robo extraño, ya que los cuadros son muy conocidos, sobre todo los goya, de modo que no tienen salida ni en el mercado nacional ni en el internacional. Aunque fueran vendidos a precio regalado, nadie los compraría, porque son tan conocidos como los goya que hay en el Prado. No tienen salida comercial, ni cara, ni barata». Los dos cuadros del pintor aragonés fueron exhibidos en la exposición «Goya pequeño formato», aunque habían figurado en otras muestras. Se trata de obras reproducidas en los libros dedicados al pintor. Las dos piezas proceden de la finca «El Capricho» de los duques de Osuna. Luego pasaron a ser propiedad de Esther Koplowitz.
Checa piensa que el robo puede deberse al encargo por parte de algún coleccionista maniático, que los quiera sólo para él y no para venderlos. Lo que parece claro es que sabían lo que estaban robando y de ahí el peligro de este robo, aunque, en su opinión, hay que esperar un poco. «Los goyas, informa, son importantísimos. «El columpio» pertenece a una de las series que el pintor hizo para la duquesa de Osuna con escenas costumbristas, que pertenecen al Goya rococó, y se encuentran todas en España, en colecciones particulares. La otra serie es la de «Las brujas», que pertenecen a la época romántica y se encuentra en el museo Lázaro Galdiano». ¿La valoración? «El mercado fluctúa, pero cada uno puede valer fácilmente mil millones de pesetas, porque son excepcionales. Se trata de cuadros dignos del Prado, se encuentran entre lo mejor del pintor».
Con respecto a si los cuadros serán o no encontrados, no sabe si ser pesimista u optimista. «Lo más preocupante es que se trata de un robo raro, extraño. No es normal ir por obras tan conocidas, pero, en fin, lo bueno es que la experiencia nos dice que el arte robado se suele encontrar».
Un experto en Goya, que se negó a que su nombre fuera publicado, afirmó que «no es fácil valorar las obras, porque su precio depende del momento. La cuestión es que este robo es una pérdida para todos, aunque se trate de una colección artística que forma parte de un patrimonio familiar. Cabe pensar muchas cosas. A veces, un cuerpo recibe un proyectil, que expulsa sin esfuerzo. Recuerde el robo del tesoro de la Cámara Santa, que el ladrón destrozó porque ignoraba hasta qué punto era valioso. No son buenas perspectivas, pero los ladrones ya están alertados. Quizás pidan un rescate».
Un portavoz de Sotheby´s dijo a ABC que «se puede tener la certeza total de que en el mercado del arte y las subastas, los cuadros robados no tienen salida. Cuando se roban pinturas pasan a engrosar una lista de un organismo mundial, Art Loss Register, que es conocido por las casas de subastas e invalidan la venta. Venderlas en público es sencillamente imposible».
«De este robo faltan piezas informativas», dijo a ABC, Felipe Garín, ex director del Prado. «Cometerlo es un hecho atrevido, porque, de modo especial, y aunque todos los cuadros son valiosos, los dos goyas, por fortuna, no tienen salida en el mercado. Estoy convencido de que el motivo del robo se conocerá rápidamente y confío en que las obras se localicen pronto, porque resulta difícil mantener este tipo de robo. Los mecanismos internacionales funcionan mucho mejor que hace tiempo». Hizo Garín una reflexión a tener en cuenta: «Los propietarios de obras de arte importantes deben ser conscientes de que, aunque se trata de obras de arte de propiedad privada, forman parte del patrimonio de todos. Por supuesto, se compran para gozarlas y constituyen más un valor familiar que económico, pero deben tenerse con todas las medidas de seguridad posibles, una de las cuales es que estén catalogadas y reproducidas, pero cuantas más se añadan, mejor».
OBRAS CATALOGADAS
José Luis Díez, conservador del siglo XIX del Museo del Prado, ha manifestado a este periódico que «Esther Koplowitz ha tenido la lucidez de abrirnos las puertas a los especialistas para estudiar sus cuadros y gracias a eso toda su obra se encuentra catalogada». Considera que la sustracción de cuadros obedece, a veces, al desconocimiento de los ladrones de que no pueden vender. Cree que la mayor parte de las veces se halla lo robado, pero hay excepciones. Rememora el caso de un museo de Boston del que se sustrajeron cuadros -«si no recuerdo mal un rembrandt y un vermeer»- que no han aparecido. Comenta que el mercado americano es muy peculiar y pueden acabar en una colección privada.
Rosina Gómez-Baeza, directora de ARCO, ha calificado de «absurdo y deplorable» el robo y ha mostrado su confianza en que «aparezcan pronto, ya que se trata de piezas catalogadas y documentadas, por lo que el mercado nunca las aceptará». En relación con la posibilidad de que pueda tratarse de un encargo por parte de algún coleccionista, da las razones que para ella invalidan ese argumento: «Uno de los mayores placeres del coleccionista de obras de arte es poder mostrar su colección».
Fuentes oficiales del Ministerio de Cultura han hecho saber que se confía en una pronta recuperación de las pinturas, dados los férreos controles internacionales que existen sobre la circulación y el comercio de las obras de arte de esta envergadura. El Gobierno «lamenta» la sustracción de las pinturas, pero piensa que el trabajo de la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Interpol dé pronto sus frutos. «Es imposible que estas obras entren en el mercado legal y confiamos en que serán recuperadas en breve». Según Servimedia, no hubo comentario acerca de las medidas de seguridad en el domicilio de Esther Koplowitz.
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